Escribir es para mí una necesidad vital, como comer o dormir, solo que en este caso sería CREAR. Cuando una idea me está dando vueltas y vueltas por la cabeza, no estoy completa sino la logro plasmar.

La inspiración viene de los momentos más cotidianos y hermosos, como el jugar con mis hijos, ver un paisaje diferente, una charla con alguien… pero sobre todo de reflexionar y hacerme preguntas de cosas que capaz uno no se detiene a pensar muy seguido.

También hay situaciones que me sensibilizan, y el escribir me ayuda a expresar esos sentimientos.  Escribo cuando estoy triste, cansada, enojada, emocionada, aburrida o contenta. Y, sin embargo, mientras escribo, siempre me siento feliz.